LA IMPORTANCIA DEL AGUA
No descubrimos nada nuevo si decimos que es el agua vital para toda forma de vida en nuestro planeta tierra. Ahora bien, ¿podemos asegurar sin miedo a equivocarnos de qué calidad es el agua que consumimos, tanto sea para producir alimentos, ingerirla, producción agrícola-ganadera o en procesos industriales?. La realidad indica que salvo escasas excepciones ni siquiera sabemos cuales son las condiciones sanitarias mínimas establecidas para un uso e ingesta segura y saludable, y lo que es peor aún la mayoría de nosotros ni siquiera sabemos los alcances nosivos que tiene el agua en los seres vivos y en los demás procesos donde se requiera la utilización del líquido elemento.
Esta publicación pretende humildemente ser fuente de difusión de todo aquello que nos permita conocer a quienes visiten nuestro blog sobre el origen las causas y las soluciones sobre la cuestión.


domingo, 23 de mayo de 2010

La contaminación de las aguas subterráneas por nitratos

El creciente uso de aguas subterráneas lleva a plantearse qué calidad ofrece este suministro. La contaminación por nitratos es un problema generalizado y creciente que afecta a la calidad de las aguas subterráneas y supone un riesgo para la salud, especialmente en el caso de los niños. El uso masivo de fertilizantes nitrogenados y la mala gestión de purines en explotaciones agrícolas han llevado a que en numerosas áreas de España se excedan los límites de nitratos establecidos por la Organización Mundial de la Salud.

[Grupo de Procesos y Sistemas de Ingeniería Ambiental,
Universidad Autónoma de Madrid]

La contaminación de los acuíferos por nitratos es un problema creciente causado fundamentalmente por el uso masivo de fertilizantes nitrogenados y por explotaciones ganaderas sin una adecuada gestión de los purines. En España, país de gran tradición agrícola y ganadera, las aguas contienen cada vez mayores niveles de nitratos. Existen zonas de Cataluña, Baleares y de la Comunidad Valenciana donde se alcanzan concentraciones de nitratos muy por encima de los 50 mg/l permitidos (Directiva 91/676/CEE, traspuesta a la legislación española a través del Real Decreto 261/1996). En algunos casos se ha llegado a exceder los 400 mg/l. El límite de 50 mg/l es el fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el agua de consumo humano, si bien administraciones como la Agencia para la Protección del Medio Ambiente Norteamérica (EPA) sitúa este límite en 10 mg/l de nitrato.

El consumo de agua con una concentración alta de nitratos tiene efectos nocivos sobre la salud. Los nitratos ingeridos son transformados en nitritos en el sistema digestivo convirtiendo la hemoglobina en metahemoglobina. La metahemoglobina se caracteriza por inhibir el transporte de oxígeno en la sangre. Aunque la formación de metahemoglobina es un proceso reversible, si puede llegar a provocar la muerte, especialmente en niños (“síndrome del bebé azul”). Asimismo, los nitratos pueden formar nitrosaminas y nitrosamidas, compuestos potencialmente cancerígenos. Ante estos riesgos cada vez resultan más frecuentes los colegios, comunidades y ciudades en los que se instalan sistemas de eliminación de nitratos. Las técnicas existentes para el tratamiento de las aguas contaminadas por nitratos incluyen la ósmosis inversa, la electrodiálisis, los procesos biológicos y más recientemente procesos catalíticos.

La corrección de la situación en los acuíferos afectados es difícil y lenta, teniendo que pasar necesariamente por la reducción de los aportes de nitratos. El control de las emisiones de nitratos por los focos puntuales que suponen las explotaciones ganaderas es relativamente sencillo mediante la adaptación de las instalaciones a la normativa sobre el almacenamiento y gestión de purines en dichas explotaciones. La contaminación difusa causada por el empleo de nitratos en agricultura es más compleja, debido a que en muchas regiones la agricultura se encuentra poco tecnificada, con propiedades pequeñas y en muchas ocasiones representa una segunda ocupación. Todo ello hace difícil el cambio de unas prácticas de abonado de las tierras muy arraigado por unas nuevas pautas de buenas prácticas. En determinados lugares la única posibilidad de que la situación mejorase pasaría por la sustitución de la agricultura intensiva de regadío por cultivos con menos necesidades de riego, con la consiguiente pérdida de rentabilidad.

En definitiva, el problema aumenta lenta pero imparablemente, reduciendo la calidad de las aguas subterráneas. Salvo zonas concretas el problema no se encuentra entre los más candentes a nivel de opinión pública, debido a que en España sólo en torno al 30% del total del agua que se consume procede de aguas subterráneas. Existen diferencias importantes entre regiones, así, destacan los archipiélagos canario y balear, que se nutren casi totalmente de acuíferos, y la península la Comunidad Valenciana, con un 56% de su consumo total. En el extremo opuesto Madrid se abastece casi exclusivamente (90%) de embalses y cursos de agua. El creciente uso de aguas subterráneas tendrá que llevar necesariamente a acometer el problema de la contaminación por nitratos como uno de los más serios, como ya sucede en otros países de Europa en los que todo el territorio nacional se ha declarado como vulnerable a la contaminación por nitratos.

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